
El Real Madrid de Xabi Alonso respondió a la exigencia del cruce de cuartos con la madurez de un equipo en constante crecimiento. Fue Gonzalo quien abrochó con un cabezazo espléndido un centro perfecto de Trent, pero fue una victoria coral, con Valverde como líder con y sin balón ante una Juventus que se fue arrugando, poco a poco, ante el empuje madridista. Las manos de Di Gregorio evitaron una victoria mucho más holgada de un Madrid fiable, sólido y a ratos brillante.
Como era de esperar, la Juventus multiplicó el nivel de dificultad para el Madrid de Xabi, que insistió con los tres centrales, con Gonzalo como ariete a la espera de Mbappé y con Arda Güler en el eje del juego. Con un sistema calcado, el equipo italiano fue de más a menos, pero siempre aprovechando el sector débil del Madrid: el derecho. Entre Rüdiger, Trent y Arda encontraron la vía ofensiva Yildiz, que es un talentazo, y Kolo Muani, que tuvo un mano a mano nada más empezar. Si en el Mundial la estrelló en la pierna del Dibu, en Miami quiso salvar el cuerpo de Courtois y la mandó arriba. Clarísima.
Alonso buscó remedio al registrar la segunda llegada por esa zona, una de Yildiz que se zafó de Arda. Decidió cambiar a los medios y reforzó la derecha con Valverde. Tampoco se atornilló el uruguayo, pero sí que el Madrid taponó la vía de agua y comenzó a navegar, guiado por Federico. Le costó crear ocasiones, y de hecho la más clara nació también por su lado diestro, donde conectaron los volantes. De Arda a Valverde y de Fede a Bellingham, que recogió en área pequeña. Salvó Di Gregorio y reventó Rugani para alejar el peligro.
En un duelo equilibrado, un matiz marca la diferencia. Por ejemplo, si Marciniak, que tiene fama de promadridista, hubiera castigado el agarrón a Huijsen en el área como hizo Facundo Tello con el de Asencio, el Madrid habría tenido una ocasión de penalti para ganar con ventaja el descanso. No lo hizo en el marcador, pero sí en el juego, con Valverde probando a Di Gregorio desde lejos como mejor opción. Al vestuario, con amenaza seria de tormenta.
No hubo cambios tras la pausa. Ni en los onces ni en el paisaje ni en el juego. Porque el Madrid se desató desde el primer minuto y fue un torbellino. Con una volea de zurda de Valverde. Después un centro atrás de Vini que Trent mandó arriba. Más tarde con un buen remate de Bellingham tras una buena acción individual. Sorprendió Huijsen con una volea desde la izquierda que obligó a Di Gregorio a sacar una mano estupenda. Faltaba lo mejor. La colada de Trent por derecha, el centro templado, medido, perfecto, para un rematador como Gonzalo. Le comparó Xabi con Raúl, y pareció Santillana elevándose, colgándose del aire y marcando los tiempos del cabezazo, imposible de sacar para el meta juventino.
Tuvo que intervenir Tudor. Por la lesión de Kelly, el central, y porque el Madrid amenazaba con remachar el partido. Parecía que cambiaba a defensa de cuatro con Kostic y Nico González, mientras Valverde se marcó una chilena imponente que sacó Di Gregorio. Pero fue Xabi quien envió a Tchouaméni al centro del campo para formar línea de cuatro allí. La intensidad y la presión blanca ya no permitía salir a la Juve. No inventó el entrenador blanco al hacer debutar a Mbappé en el Mundial de Clubes. Retiró a Gonzalo. Lo natural. También el relevo de la medular, Modric por Arda, que crece al ritmo del equipo. Cada partido mejor.
Sólo había un pero que poner al Madrid. Que no había rematado la faena. Y la Juve tiene futbolistas de calidad. Nico González rozó el palo con un zurdazo lejano. Pero es que el Madrid generaba mucho. Con Vinicius desbordando por izquierda, obligando al sobreesfuerzo de Thuram, de Rugani, de Di Gregorio en última instancia, cuando el resto no llegaban. Este Madrid también frecuenta el disparo lejano porque tiene jugadores para ensayarlo. Entró Ceballos al final, casi como premio a Valverde, imperial. No apareció Rodrygo, que vio desde la banda el esplendor de Gonzalo. Es lo que hay. Que el Madrid es cada día mejor, más intenso, más redondo, y el 11 no entra en la ecuación. El sábado habrá cita en cuartos. El Madrid de Xabi se está volviendo fiable.