
Se terminó el sueño mundialista para River. La derrota frente a Inter le puso un punto final a una ilusión que movilizó a 40 mil argentinos a la otra punta del continente americano, solo motivados por la pasión y la fidelidad a los colores. Esta claro que el sueño no era ser Campeon del Mundo. Lamentablemente hace tiempo ya que nuestras expectativas tienen vuelo bajo para la vara siempre alta que debe tener esteclub. Sin embargo nada de eso importó a la hora de gastar dinero en avión y hoteles para venir a Estados Unidos con ganas de alentar y acompañar al millonario en esta hermosa aventura. Aún sabiendo que coronar en este pretigioso torneo era improbable, la gente vino y dijo presente igual. Y asi como tenían asumida esa dificultad deportiva, había una expectativa que tampoco se cumplió. Confiaron y creyeron que el equipo superaría la zona de grupo. Ese era el objetivo en la tribuna y en el plantel: llegar a octavos de final. Era lo minimo a lo que podía aspirar un club gigante como el nuestro. Clasificar. Estar entre los 16 mejores equipos del planeta como piso para después ir descubriendo cual podía llegar a ser el techo. Tristemente esto no sucedió. El recorrido fue mas corto de lo pensado y cuando lo analizamos, comprobamos que debió ser distinto.
Se pudo haber evitado
Se pudo haber evitado esta temprana eliminación. Hubo varios aspectos en donde detenernos y ponernos a pensar de que manera este resultado negativo pudo ser modificado. Posiblemente no se puso desde la dirigencia el ojo en este torneo al que se vino sin refuerzos. A pesar del andar irregular en la Liga Argentina, se tomó la decisión de que el mercado de pases sea después del Mundial y no antes. No se incorporó jerarquia para una competencia de elite que la exigia. En lo deportivo el foco principal seguramente estará puesto en el partido contra Monterrey. Ese empate en cero dejó una sensación rara. Deberíamos habernos ido de Los Angeles clasificados y no haciendo números, cálculos matematicos e imaginando resultados ajenos que nos pudieran ayudar. Al equipo le faltó un plus para vencer a los mexicanos. Lo superó pero no le ganó.

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Qué futbolistas podrían haber jugado su último partido en River ante Inter
Con la historia ya conocida nos damos cuenta que ese era el partido y River no logró resolverlo. Hizo los deberes en su debut frente a Urawa Red. Ya tenia tres puntos y una victoria mas lo clasificaba una fecha antes sin necesidad de exponerse al riesgo de tener que definir en la última con el poderoso Inter. No pudo. Jugó bien pero sufrió la falta de gol y tuvo que llegar al tercer partido con la necesidad de ganarle o empatar con muchos goles ante uno de los finalistas de la Champions League. Una misión difícil por no decir prácticamente imposible.
Y no porque el Inter sea una verdadera maquina futbolística. Nada que ver. Juegan muy bien, tiene ritmo, precisión e intensidad física europea y además jugadores destacadísimos como Lautaro Martinez, Denzel Dumfries, Mjitaryan y tantos otros, pero no era un equipo imposible de vencer. El problema siempre fue River y sus carencias. Fuimos un equipo con entusiasmo, espíritu y orgullo pero sin futbol. Un grupo de jugadores que salieron a la cancha convencidos del plan a desarrollar pero no pudieron ejecutarlo a la perfeccion. Y en estos duelos si no haces el partido perfecto en algún momento todo se te hace cuesta arriba. El Primer tiempo fue para aplaudir y valorar. Se intentó jugar de igual a igual, haciendo notar la grandeza de la camiseta y demostrando que no había temores ni inhibiciones. A ese sacrificio físico enorme y a ese compromiso con lo planificado le faltó algo mas de vuelo futbolístico en ofensiva. Los dirigidos por Marcelo Gallardo se pararon en campo contrario, corrian y metían, jugaban duelos individuales, anticipaban, marcaban y presionaban. Lograron incomodar al Inter. Lo controló durante un largo periodo de esa etapa pero no llegaba al arco. Respondieron los defensores, dijeron presente los volantes, pero le fallaron los delanteros, quienes corrieron como los demás pero no aportaron ese desequilibrio en base a su talento o buenas decisiones en los metros finales.

Marcos Acuña, uno de los pocos que estuvo a la altura.
A la ambiciosa planificación del DT le faltó ese gol que premie tanto esfuerzo y le permita conseguir la ventaja para despues manejar el partido. Seguramente esa fue la idea. Sorprenderlos, jugar de igual a igual para atacarlos desde el inicio, dominar para lastimarlos y conseguir la ventaja mientras diera el combustible para después ser inteligentes a la hora de cuidar el resultado. El gol no llegó. El entretiempo lo encontró con el resultado 0 a 0 y posiblemente con la sensación de ya haber dado todo. La ilusión de repetir lo mismo en el 2do tiempo se apagó rapidamente. La actitud de River no era la misma. Y la de Inter tampoco. Los italianos tuvieron otra determinación y empezaron a tener situaciones. River aguantó y se sostuvo en partido hasta que Lucas Martinez Quarta cometió un error y vió la tarjeta roja. No fue el torneo del Chino. Es real que cumplió y jugó bien los 3 partidos pero tuvo 2 acciones que condicionaron la suerte de River en este torneo: el gol imposible que falló ante Monterrey y el mal control de pelota que generó su expulsión ante Inter. A partir de ese momento River sintió que ya no iba a poder. Con uno menos era complicado controlar las ambiciones del equipo italiano y mucho mas lo era pensar en hacer un gol. No tuvo llegadas. No generó peligro y empezó a sufrir cada minuto mas los ataques del Inter. Lo salvó el palo una vez, en otras las manos siempre confiables de Franco Armani o algún cierre oportuno de Paulo Diaz. River aguantaba como podía. Todo le requería un esfuerzo especial mientras que a su rival todo le salía de manera natural. Los suplentes que ingresaron no cambiaron la historia, mientras que los que entraron en el adversario mejoraron a su equipo. Terminó pasando lo que se temia. Pío Esposito convirtió y todo se acabó.

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Mariano Closs y una frase que baña de realidad un decepcionante presente: “River jugó a la manera de Gallardo, pero…”
Es difícil evaluar niveles ante potencias europeas sabiendo la diferencias económicas y de jerarquía que existen. No creo que el Mundial tenga que ser el torneo para sacar conclusiones, pero si me parece que te expone y te desnuda. Te hace notar que lo que tenes, posiblemente no te alcanza para los grandes objetivos. Por ejemplo son pocos los futbolistas de River que serían titulares en Inter. Y en esa reflexión hasta se puede incluir a la nueva joya que parece tener el fútbol argentino. Franco Mastantuono jugó una Copa del Mundo decepcionante. Sus muy buenas condiciones y la chapa de futuro jugador del Real Madrid lo ponían en un lugar de figura destacada en la previa de esta Copa, pero no pudo estar a la altura. Es la triste despedida de un pibe de 17 años, que juega barbaro y la romperá en un futuro pero que en River no deja mas que dinero. Y así como marcamos esto, también es justo decir que fue un Mundial reinvindicatorio para Marcos Acuña. El hombre de la Selección Argentina que venía cuestionado, la rompió toda, tuvo clase, personalidad y carácter para ser el mejor futbolista millonario del torneo. Solo es criticable la imagen del final, no es correcto tener ese tipo de reacciones con esta camiseta. Hay que aceptar las derrotas y evitar escándalos como el sucedido. Lo mismo para Gonzalo Montiel, quien desde su impotencia terminó viendo la tarjeta roja, dejando al equipo con 9 hombres y saliendo de la cancha muy nerviosos y enojado. Continuando el repaso de los niveles individuales también hay que destacar a Paulo Diaz. El chileno con su fiereza habitual fue un punto alto dentro de un nivel grupal bastante discreto. Facundo Colidio jugó muy bien los 2 primeros partidos pero en el tercero no gravito. Borja se mostro con ganas pero lejos del gol. Maxi Meza otra vez no aprovechó su chance. Nacho Fernández volvió a bajar su nivel. Enzo Perez y Kevin Castaño tuvieron niveles discretos pero son necesarios en cancha aun cuando no desentonaron Matías Kranevitter y Rodrigo Aliendro como sus reemplazos.
¿Barajar y dar de nuevo?
River se vuelve a Buenos Aires con un mal sabor. Gallardo fue fiel a sus ideas y convicciones pero no pudo desde lo estratégico diseñar algo diferente que potencie mas a River como lo hizo tantas veces en el pasado y por lo que recibió justificadsmente el apodo de “Napoleón”. Murió con la suya. Sintió la ausencia de Seba Driussi (indispensable para su estilo ofensivo) y le costó darle presencia a una mitad de cancha a la que le faltó juego y cedió muchos espacios. Habrá que elegir bien los refuerzos que se amolden a su idea de juego y mejoren lo que hay. La Libertadores hay que pelearla con seriedad e intentar ganarla. Ese es el verdadero objetivo. El Mundial era lindo pero solo como sueño. La aspiración real debe ser estar presentes a fin de año en Perú para disputar la final de América. Nos acostumbraron en el último tiempo a volar bajo. A mirar el vaso medio lleno y no el vaso completo. Nos explican cada 6 meses porque perdemos. Empezamos a sentirnos inferiores a la hora de ir a buscar los grandes objetivos a los que siempre debería apuntar una institución enorme como River. En este caso era sólo pasar la zona de grupo. Nada mas. No se pudo por virtudes ajenas pero tambien por los defectos propios que lamentablemente se vienen repitiendo en el último tiempo.