

Katerine Andrea Martínez Martínez (izquierda) y Carlos Eduardo Mora González (derecha) son dos de las cuatro personas capturadas hasta este momento por su presunta responsabilidad en el atentado al senador Miguel Uribe Turbay.
Foto: Archivo Particular
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Katerine Martínez, alias Gabriela, es una de las personas involucradas en el atentado al senador Miguel Uribe Turbay. Durante la audiencia de imputación, la mujer aseguró ante la Fiscalía que el supuesto coordinador del atentado, Élder Arteaga, conocido como alias Costeño, le dijo al presunto sicario de 15 años capturado hace dos semanas que los disparos debían ir “todos a la cabeza”, a lo que el joven respondió: “Le voy a dar uno o dos en la cabeza y me voy”.
Según información de la Unidad Investigativa de Noticias Caracol, Carlos Eduardo Mora, alias el Venezolano, conductor del vehículo Spark gris oscuro que se evidencia en los videos de cámara de seguridad recopilados por las autoridades, y Katerine Martínez, brindaron información relevante para comenzar a esclarecer el atentado cometido el pasado 7 de junio en contra del precandidato presidencial.
Un día antes del atentado
Tanto Martínez como Mora comentaron que Élder Arteaga los contactó vía mensaje, de forma simultánea, el 6 de junio a las 10 de la mañana. Mora contó que el Costeño le pidió encontrarse en el barrio Hogares Soacha, donde supuestamente vivía. “Ese día, en el carro, me dijo que si iba a hacer una operación de meterle plomo a alguien. Que si yo le servía de patrulla me daba cinco millones. Me dijo que era a las 4:30 p. m. en Modelia”, afirmó Mora.
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Luego, por su parte, Martínez explicó que recogieron al chico de 15 años, presunto sicario, en la Avenida Boyacá con Primero de Mayo. Posteriormente, se fueron hacia el Parque El Golfito para un reconocimiento del lugar. Continuaron por la localidad de Bosa, donde dejaron al joven en una zona conocida como La Calle del Hambre. Finalmente, alias el Venezolano dejó a alias El Costeño en su casa en Soacha.
Por otra parte, ese mismo día Katerine Martínez aseguró haber recibido la orden de recoger el arma Glock, usada en el atentado. A través de un servicio de transporte llegó al barrio Recreo, en la localidad de Bosa. Allí un hombre en una moto le entregó el arma envuelta en una bolsa y ella partió nuevamente hasta su casa a esperar nuevas órdenes del Costeño.
El día de los hechos
El Costeño volvió a contactar a Katerine Martínez el 7 de junio a las 10 de la mañana: “Me dijo que a las dos de la tarde tenía que estar en el parque del Golfito, que él me iba a recoger allá en frente del parque”. Aseguró que a las tres de la tarde llegó al lugar y la recogieron minutos después, abordando el Spark gris, donde ya se encontraba el presunto sicario de 15 años.
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Según Katerine Martínez, alias el Costeño comenzó a hablar del arma, comentando que “venía del extranjero y que era una Glock. Que esta había costado como 15 o 20 millones, que era un juguetote”. Cuando el joven le dijo que “le iba a dar uno o dos en la cabeza”, y darse a la fuga, alias El Costeño contestó que “no, que eran mínimo tres o cuatro y que se lo tenía que descargar todo, que para eso tenía munición”.
Luego de dejar al joven, alias Gabriela aseguró que Arteaga le hizo una confesión: “Me contó que había una moto en una esquina donde nos había dejado el carro Spark, pero que esta era de fachada, ya que la moto no lo iba a recoger, que esta era una vuelta suicida”. También le comentó que unas personas de Cali le habían presentado al joven y que ya estaba entrenado.
Según el relato de Martínez, ella, junto al Costeño, escucharon los disparos y vieron el caos, así como al joven sicario huyendo y a los escoltas de Miguel Uribe Turbay persiguiéndolo hasta reducirlo.
Además, afirmó que Carlos Eduardo Mora, el conductor del carro gris, abandonó el lugar, por lo que ella y alias el Costeño caminaron por la vía del ferrocarril hasta la Avenida Ciudad de Cali. Luego, William González, conocido como alias El Hermano, los recogió en un vehículo azul y se transportaron hasta una cantina del barrio Santa Fe. Allí, los dos hombres, con Martínez presente, conversaron sobre la venta del celular del sicario, y él mismo sacó la SIM del móvil y lo formateó.
Más tarde, nuevamente llegó Carlos Mora a recoger a Arteaga y a Martínez. “El venezolano le preguntó qué hacía con el celular del chico. Élder le preguntó que dónde estaba y él le señaló el asiento del copiloto y le dijo que ese era el celular”. Sobre esto, señaló Martínez que El Costeño le dijo al otro supuesto cómplice que lo reseteara y lo vendiera o botara.
¿Qué sucedió después?
Según el informe de Noticias Caracol, la mujer no volvió a recibir órdenes hasta el viernes 13 de junio, cuando alias el Costeño la llamó a las 8 de la mañana para ofrecerle ayuda para esconderse de las autoridades. Le recomendó irse para Florencia (Caquetá) y que allí podría hacer parte de algunos cursos sobre drones o de francotirador con la guerrilla.
Ella alistó sus maletas y se fue hasta la cárcel La Picota, donde la había citado El Costeño. Al llegar, recibió otra llamada del Costeño donde le comentó que había enviado a alguien por un celular que le pertenecía. “Se estacionó enfrente mío, estaba encapuchado, me pasó un celular Samsung y me pidió el celular que me había dado Élder. Yo le pasé el celular, lo reseteé y eliminé todo”, aseguró.
Tras entregar el celular, Katerine Martínez viajó hasta Florencia donde tendría que buscar a una persona que le recomendó el Costeño. Sin embargo, la mujer prefirió no ir al encuentro porque aseguró que estaba “cansada” y decidió salir a tomar algo. Es en ese momento es cuando se da su captura por uniformados de la policía.
Hasta el momento, las autoridades han capturado a cuatro implicados en este atentado y se espera la próxima captura de Élder Arteaga. Alias Gabriela también reveló que conoció a alias el Costeño dos meses atrás en un bar ubicado en el barrio la Estanzuela, en Bogotá. Este hombre, presuntamente, haría parte de bandas delincuenciales dedicadas al sicariato.
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